O eso creemos, es decir, eso creéis. La verdad es otra.
La ilegalización de las palmeritas es sólo la punta del iceberg, la punta de un iceberg llamado injusticia. Nos hacen creer que somos libres, vamos un domingo a votar al candidato que creemos que cumplirá sus promesas, y que será justo con nosotros.
Sin embargo, los "candidatos" son simples actores que encubren a los verdaderos tirititeros que deciden nuestras torturas, que llevan gobernando cientos de años en sociedades secretas que idean decretos ocultos, como la prohibición de las palmeritas.
¿Y qué pasa con nuestros votos?, diréis. Pues bien, gracias a ciertas fuentes que no puedo citar, he sabido que todos los papeles que entran en las urnas son llevados a "oficinas de recuento" como las de la imagen:

Estad atentos.
1 comentarios:
Al menos reciclan los votos, y no los tiran al contenedor de residuos orgánicos, contaminando el medio!
Publicar un comentario