Algunos quizás creerían que lo de ir a Madrid era un farol... ¡Pues no señor!
Como agente encubierto de "Palmeritas:Legalize it" me desplacé hasta el epicentro del holocausto palmeril: El Palacio de Congresos, o más conocido como "El Palacio del Mal". Las señales de tráfico, subliminalmente, inducen a entrar en él, como se ve en la imagen.
Sin embargo, me sentí frustrado al descubrir que su acceso, aún siendo agosto, era totalmente imposible: la vigilancia era extrema.
¿Por qué tanta vigilancia si el edificio se supone que está vacío?
"Podrías haber pagado la entrada y hacer la visita con un guía, como todo el mundo", diréis.
Incautos de vosotros si pensáis que así se puede ir a ningún sitio. Me explico: ¿No habéis visto nunca esos cacharros que parecen móviles, llamados audioguías, que van explicándote mediante una grabación aquellos que vas visitando como si de un guía real se tratase? Pues bien, se ha descubierto que, en muchos casos, la grabación esconde unos mensajes subliminales encubiertosque ejercen un férreo control mental del individuo, haciéndole creer que lo que ve es aquello que la audioguía dice. Aún así, para no levantar sospechas, estas audioguías no son obligatorias. Pero sigue existiendo control del indivíduo mediante sistemas mucho más complejos, las llamadas "ondas psicotrónicas" (ondas de baja frecuencia o muy alta frecuencia, capaces de influir el funcionamiento del cerebro interfiriendo con las ondas utilizadas para los procesos cerebrales).
Por supuesto, el Palacio de Congresos dispone de múltiples dispositivos de este tipo, acercarse a él supone casi convertirse en un zombie. La única forma de evitar estas ondas es mediante el uso de un casco deflector de alumino.
Lo ví todo claro al comprobar que, en la visita al Palacio, no estaban permitidos sombreros ni gorras. El motivo: podrían estar forradas con aluminio por dentro y el individuo no podría ser controlado mentalmente.
Mi teoría es que dentro de este Palacio del Mal hay muchas más maldades de las que imaginamos. ¿El parlamento? Un teatro que llevan a cabo numerosos actores, probablemente también controlados mentalmente.
Sobre las palmeritas, ni rastro, literalmente. Ni una sola referencia, nada. En ningún café las contenían en su menú. Sospechoso, por supuesto: la larga exposición a las ondas de control mental procedentes del centro de Madrid están acabando con las vidas de sus ciudadanos, sin que ellos se enteren.
Un saludo, seguid atentos y luchando!
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Jujitsu-Man | jueves, 4 de septiembre de 2008 | Tags: control mental, ondas psicotrónicas, palmeritas, viaje especial madrid
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